SOR DOLORES DE BONARES
Estampa de su beatificación.
Estatua de la beata donada por el sacerdote D. Antonio Martín.
Pila donde se bautizó, en la Parroquia de Bonares.
Grupo de familiares en Tarragona, el día de su beatificación.
Mi mujer y yo, con su retrato, en el hotel de Salou donde pernoctó la expedición.
Este año quiero traer a esta página
a una bonariega insigne que va a ser
Beatificada en Tarragona el Domingo 13 de octubre, mes de
nuestras Fiestas.
Me refiero a SOR MARÍA DOLORES
BARROSO VILLASEÑOR, Hermana de la
Caridad , que como tantos inocentes que fueron asesinados por
defender sus ideas políticas, ella lo fue por no adjurar de su fe y de los
votos que había prometido cumplir al entrar en la Compañía de las Hijas de la Caridad , vocación que
tenía desde niña y fue cultivando hasta que lo consiguió.
Nació el 4 de Octubre de 1896 a las doce de la noche,
hija de Francisco Barroso y Francisca Villaseñor, que ya tenían otros tres
hijos: Francisco, José María y Francisca. Fue bautizada el día 9 de Noviembre
del mismo año en nuestra Parroquia.
Como humana, como hecha del barro,
tenía dudas e imperfecciones, pero la gracia divina hizo que fuera depositando
su fe y fidelidad en el Señor y esforzándose en que fuese coherente su vivencia
religiosa con sus actos de la vida diaria.
Y estoy seguro de que Ella, Santa María
Salomé, intercedió para que tuviera vocación religiosa a través de la fe y la
oración.
Como había poco trabajo en el pueblo, la familia emigró a
Alcala de Guadaira, pero tampoco las cosas le fueron allí muy bien y sus
hermanos José y Mª Francisca murieron de raquitismo.
Intentó y creo que lo consiguió, ser
consuelo de su madre. Vivían una fe fuerte, rezando diariamente con ella y con
su abuela y esta fe dio su fruto en la
vocación al sacerdocio de su hermano Francisco, que ingresó en el seminario
para iniciar su carrera sacerdotal, pero antes de llegar a la meta, murió de
tuberculosis en el seminario de Sevilla.
La madre y ella acogieron este acto desde la
fe y se lo ofrecieron a Dios su dolor, aceptando su voluntad en un momento tan
difícil.
Ella y su familia conocían a las
Hijas de la Caridad
del colegio y asilo de San José en Alcalá de Guadaira y se sintió atraída por
esa Compañía. Tenía vocación de Hija de la Caridad y estaba dispuesta
a seguirla.
Le preguntaba a Jesús cómo iba a
abandonar a su madre que ya era mayor y
había visto morir a su marido y a tres hijos y si acudía a su llamada, como era
su deseo, quedaría sola y completamente
desamparada y le pedía a Dios que le diera
una solución, una salida, que la
ayudara, que tenía deseos de entrar en la Compañía de las Hermanas de la Caridad.
¡ Pero que se hiciera su voluntad ¡
La madre de Sor Dolores era mujer
muy cristiana, piadosa y de comunión diaria. Transmitió a sus hijos su fe y su
piedad con sencillez y firmes convicciones que hizo crecer en Dolores el don de
la fe expresado en una conducta moral y cristiana, buscando ser siempre fiel al
proyecto de Dios sobre ella y su familia igual que su hermano Francisco que fue
seminarista.
D. Antonio Ojeda Campos, Párroco, le
respondió que se fuera tranquila, que su
madre se quedaría con ellos como ama, que la cuidarían y la tratarían como a
una madre y la que llamaron cariñosamente, Paca, la nuestra.
Su espíritu le sugiere el si de la
respuesta y decide ingresar en la Compañía de las Hijas de la Caridad cuando ya tenía 30
años, la edad tope para solicitar el ingreso en la misma. Los superiores
examinaron a la candidata y dieron el “si” de la admisión.
En primer lugar fue destinada por la Compañía al Hospital de
Morón de la Frontera ,
Sevilla, realizando su postulado con Religiosas Concepcionistas, Clarisas y de
Santa María.
Terminado el tiempo de prueba, con
su vocación decidida y el acuerdo de las Hermanas, se trasladó en tren al
Seminario de Madrid del que era directora Sor Justa Domínguez y donde quedó
admitida en la Compañía
el 2 de diciembre de 1926 iniciándose en
la formación vicenciana requerida para ser Hermana de la Caridad.
Terminado el ciclo de formación,
recibe como primer destino el asilo de
Málaga del que, desde 1885, se habían hecho cargo las Hermanas de la Caridad para atender
pobres acogidos, ancianos solos o necesitados de cuidado especial
Emitió los primeros votos el 18 de
diciembre de 1931, festividad de Nuestra Señora de la Esperanza.
De Málaga la enviaron sus
superiores, en 1934, al hospital Psiquiátrico de Leganés (Madrid) donde una
comunidad de 20 Hermanas, con Sor Leoncia Aoiz de superiora atendía a los
enfermos, así que dejó su querida Andalucía y partió para su nuevo destino.
Se le aplica el mejor calificativo
de una verdadera Hija de la
Caridad “amante de los pobres”. Sor Dolores vivió con firmeza
su fe y fue fiel a ella hasta la muerte, con la esperanza de una vida eterna en
la plenitud del amor, que iba a saciar todas sus aspiraciones.
Así se descubre en las dos cartas que se
conservan de ella. Cartas que sus familiares han tenido como reliquias, como
tesoro, porque siempre pensaron que era una santa.
El 18 de julio de 1931 emitía los
votos por primera vez y al renovarlos todos los años en la fiesta de la Anunciación de la Virgen María , asumía libremente
el compromiso de reafirmar su fidelidad en el amor a Dios, a la Comunidad y a los pobres
viviendo los cuatro votos propios de la Compañía :pobreza, castidad, obediencia y
servicio corporal
y
espiritual a los pobres.
Como se esperaba, por la situación
política que se vivía en España, al fin las expulsaron de Leganés. Las cuatro
Hermanas, Sor Melchora Adoración Cortés Bueno, Sor María Severina Díaz-Pardo
Gauna, Sor Estefanía Saldaña Mayoral, Sor María Asunción Mayoral Peña y ella, se
refugiamos en una pensión de la calle
Arenal nº 15.
Ésta era regentada una señora
llamada Petra, que era hermana de Sor Estefanía a la que ayudaban con su
trabajo como pago por la manutención.
Con 39 años de vida y 9 de vocación,
fueron acusadas por dos antiguas alumnas
del Colegio de las Hermanas de la
Caridad ,detenidas poco más tarde y, después de rechazar y
negarse a abjurar de la fe en Cristo y de los votos que habían jurado a la Compañía , sufrieron el
Martirio, ella y sus cuatro compañeras
religiosas que compartían la estancia en la pensión, la noche del 12 de agosto de 1936, en Madrid,
Puerta de Hierro, donde comenzaba la carretera de Aravaca.
Esta pequeña biografía ha sido
sacada del folleto sobre ella del Presbitero bonariego D. Antonio Martín Carrasco, hoy en Tierra
Santa, pariente de Sor Mª Dolores, prima hermana de mi abuela paterna Mª Luisa y de
José Carrasco, hermanos, al que precede en dos lugares en el monolito de recuerdo a los muertos de la Guerra Civil, erigido frente a la Biblioteca Municipal.
D. Antonio: un cariñoso saludo.
¡Bonares ya tiene otra “Santa” que lo
proteja y a quien aclamar!
No hay comentarios:
Publicar un comentario